viernes, 21 de noviembre de 2008

Cierre del Blog

Ya se termina el año como también nuestro blog.
A lo largo del año fuimos publicando entradas con información sobre las enfermedades de la mente, de las que ninguno estamos exentos, pero al parecer a los demás no les pareció tan serio como a nosotras, ya que al publicar las entradas, no recibimos los comentarios que esperábamos de nuestros compañeros, igual nunca pensamos en cambiar el tema, sino que seguimos investigando y realizando aún más entradas.

Al finalizar nuestra investigación nos dimos cuenta de que estas enfermedades conviven constantemente con nosotros y que se pueden presentar en cualquier individuo, de cualquier edad, pueden producirse en momentos inesperados y provocar daños importantes en la vida del ser humano.

Llegamos a la conclusión de que estas enfermedades se presentan con mayor preponderancia en la actualidad que en épocas anteriores, ya que las situaciones que vivimos hoy en día no son las mismas de antes y afectan mucho a las personas.

viernes, 14 de noviembre de 2008

viernes, 26 de septiembre de 2008

LA HIPOCONDRÍA: La Enfermedad Imaginaria

Se trata de un miedo irracional y convicción de padecer una grave enfermedad que no ha podido ser diagnosticada por los médicos. Son personas que, al experimentar sensaciones físicas las interpretan como señal de una enfermedad física que, realmente, no existe. Además, cualquier cambio que noten en su cuerpo o en la piel es también motivo de preocupación excesiva.

Visitan a menudo a médicos y acuden a los servicios de urgencias, donde se les realizan pruebas en las que no se manifiesta indicio alguno de enfermedad.
Se muestran muy preocupados por su salud, consultando libros o páginas web en busca de información médica que esté relacionado con la enfermedad que creen padecer.
La hipocondría es una actitud que el individuo adopta ante la enfermedad. La persona hipocondríaca está constantemente sometida a un análisis minucioso y preocupado de sus funciones fisiológicas básicas, pensando en ellas como una fuente de segura enfermedad biológica.

La característica esencial de la hipocondría es la preocupación y el miedo a padecer una enfermedad grave, a partir de la interpretación personal de alguna sensación corporal u otro signo que aparezca en el cuerpo.
Se sabe que este trastorno afecta a menudo a ambientes familiares, es decir, que muchos miembros de una familia tienden a estar afectados. Hay familias que son especialmente sensibles. De esta forma, los miembros de la misma familia aprenden a interpretar de negativamente cualquier signo corporal y lo asocian con angustia, miedo o ansiedad.

viernes, 19 de septiembre de 2008

Curso

La Hipocondría puede iniciarse a cualquier edad; sin embargo, lo más frecuente es que comience en los primeros años de la vida adulta. El curso es generalmente crónico, con períodos de mayor o menor intensidad, aun que algunas veces es posible que el individuo se recupere totalmente. El inicio agudo, la ausencia de trastornos de la personalidad y la ausencia de un beneficio secundario, son indicadores de buen pronóstico.

Tratamiento

En algunos casos, se utilizan psicofármacos inicialmente para controlar los síntomas ansiosos tan importantes que padecen estos pacientes.
Se puede utilizar una terapia psicológica cognitivo-conductual, en la que se promueve la pérdida de la angustia y el miedo a la enfermedad que el hipocondríaco siente.
En un principio se le pide que no acuda más la consulta del médico ni a las urgencias hospitalarias y que no hable de salud ni de enfermedad. Para esto es muy conveniente la colaboración de la familia del paciente, ya que tienen que entender que tiene un problema real, aunque no el que el paciente refiere, sino otro igualmente preocupante. Una vez que se ha establecido este marco fuera de la consulta, comienza el tratamiento psicológico propiamente dicho.
El tratamiento básico consiste en perder el miedo a la enfermedad y a la muerte. Muchas veces la propia angustia producida por el pensamiento de estar enfermo, se convierte en un miedo.
Una vez empezado el tratamiento, el paciente puede entonces comenzar a reinterpretar sus sensaciones corporales y sentir también aquellas que son agradables o neutras y su cuerpo deja de ser una fuente de dolor o temor y se puede convertir en un generador de placer y confianza.
Finalmente, se trabaja para que el paciente pueda enfrentar con éxito otros problemas que aparecen en su vida cotidiana: toma de decisiones difíciles, cambio de trabajo, separaciones, etc. Se intenta evitar de forma que en el futuro se desencadenen situaciones de depresión o angustia continuada que le pueden hacer recaer en sus problemas hipocondríacos.

Sintomatología

Estamos ante un trastorno asociado muy a menudo con la ansiedad, por lo que el principal síntoma de la hipocondría es la preocupación exagerada que siente por su salud. La atención del hipocondríaco se centra no sólo en el estudio de sí mismo (se toma el pulso, la temperatura, el número de respiraciones por minuto y la tensión arterial varias veces al día), sino también en la cantidad y composición de los alimentos. Sabe con qué aguas hace mejor la digestión, qué grados de ventilación o de temperatura le convienen, etc.
La característica esencial de la hipocondría es la preocupación y el miedo a padecer, o la convicción de tener, una enfermedad grave, a partir de la interpretación personal de uno o más signos o síntomas somáticos. La sintomatología más típicamente hipocondríaca es la sugestiva, que experimenta acompañada de una especial alteración negativa del estado de ánimo, sumamente desagradable, y que le hace colocarse en una actitud fóbica frente a sus molestias, de las que siempre cree que son el comienzo de enfermedades graves. Finalmente, el hipocondríaco acaba renunciando a casi todo para consagrarse a cuidar su enfermedad imaginaria.
En la hipocondría las preocupaciones del enfermo hacen referencia a funciones corporales (latido cardíaco, sudor o movimientos peristálticos), a anormalidades físicas menores (pequeñas heridas, tos ocasional) o a sensaciones físicas vagas y ambiguas (corazón cansado, venas dolorosas...). El individuo atribuye estos síntomas o signos a una enfermedad temida y se encuentra muy preocupado por su padecimiento. Pero en realidad no existe ninguna enfermedad médica asociada a los síntomas, y si el paciente está enfermo verdaderamente, su enfermedad no está relacionada con ellos.

Diagnóstico

La hipocondría hay que distinguirla de ser enfermizo; en la hipocondría el malestar es significativo y afecta la vida laboral, social u otras áreas importantes de la vida del sujeto. Hay que considerar también que la duración de la sintomatología sea significativa, al menos 6 meses, antes de diagnosticar dicha enfermedad.
Se debe asegurar que el paciente no tenga verdaderamente ninguna enfermedad física. Una vez que se ha descartado, si el paciente sigue con angustia, preocupación y dudas acerca de su estado de salud, es conveniente estudiar la posibilidad de un trastorno psicológico.
Los Criterios Diagnósticos de Investigación para la hipocondría especifican que debe existir la convicción de "estar padeciendo como máximo dos enfermedades médicas importantes" y exigen que, por lo menos, una de ellas sea correcta y específicamente nombrada por el individuo que presenta el trastorno hipocondríaco.
En psiquiatría, la actitud hipocondríaca aparece como un síntoma en algunas formas de depresión endógena, especialmente en la melancolía involutiva (depresión de los ancianos). También puede adquirir en ciertos casos los rasgos de un desarrollo delirante, de contenido hipocondríaco, en la llamada paranoia hipocondríaca. Multitud de neuróticos, tanto histéricos, neurasténicos, como órgano neuróticos y pacientes psicosomáticos, destacan en su cuadro clínico general la actitud hipocondríaca.